Me encanta como ha quedado esta pareja de «retratos» ilustrados en acrílico, con casi un metro de alto cada uno es perfecto para poner como cabecero de una cama o en algún lugar destacado del salón. La complicidad que hay entre ambos retratos me encanta, es como el amor que todos vimos en la «cama de la paz» ¿no creéis?.
