Sé que muchos padres siguen llevando a sus hijos a circos en donde se ve a leguas el estado deteriorado de los animales que utilizan; en casa sólo disfrutamos de circos sin animales, en donde profesionales nos muestran espectáculos de magia, risa y fortaleza sin tener que obligar a ningún animal a hacer las gracias para que le público disfrute.
Intentando crear una razón crítica entre los más pequeños, además de ayudando a fomentar la lectura, escribí un cuento del que he extraído una de mis ilustraciones en donde he intentado plasmar la tristeza que he visto desde pequeña en los animales que viven en los circos.